Una mujer sentada, agazapada y sola, contra la frĂa noche que tiene un pie en la aurora. Lleva un pañuelo negro. Silencio en la mirada. Cuando se sube al coche se queda adormilada.
Trabajará diez horas y ganará tres euros. Quinientos transistores ensamblarán sus dedos. Un ruido de engranaje se escucha en la maquila. Seiscientas manos tejen al despuntar el dĂa.
Y cada vez, el miedo. La oscuridad las nombra. Algunas nunca vuelven y todas mueren solas.
Una mujer sentada junto a la mesa, sola. Escucha conmovida el hilo de la historia: PrĂncipes y princesas de la radionovela, nacidos en el barro; hoy brillan como estrellas.